Profecías bíblicas Advertencia hoy

 UNA GRAVE ADVERTENCIA ACTUAL

profecías bíblicas antiguo llamamiento

 Siglo tras siglo las amonestaciones que Dios dirigió al mundo por medio de sus siervos, fueron recibidas con la misma incredulidad y falta de fe. Cuando la maldad de los antediluvianos lo indujo a enviar el diluvio sobre la tierra, les dio primero a conocer su propósito para ofrecerles oportunidad de apartarse de sus malos caminos. Durante ciento veinte años oyeron resonar en sus oídos la amonestación que los llamaba al arrepentimiento, no fuese que la ira de Dios los destruyese. 

Pero el mensaje se les antojó fábula ridícula, y no lo creyeron. Envalentonándose en su maldad, se mofaron del mensajero de Dios, se rieron de sus amenazas, y hasta lo acusaron de presunción. ¿Cómo se atrevía él solo a levantarse contra todos los grandes de la tierra? Si el mensaje de Noé era verdadero, ¿por qué no lo reconocía por tal el mundo entero? y ¿por qué no le daba crédito? ¡Era la afirmación de un hombre contra la sabiduría de millares! No quisieron dar fe a la amonestación, ni buscar protección en el arca.

Los burladores llamaban la atención a las cosas de la naturaleza—a la sucesión invariable de las estaciones, al cielo azul que nunca había derramado lluvia, a los verdes campos refrescados por el suave rocío de la noche,—y exclamaban: “¿No habla acaso en parábolas?” Con desprecio declaraban que el predicador de la justicia era fanático rematado; y siguieron corriendo tras los placeres y andando en sus malos caminos con más empeño que nunca antes. Pero su incredulidad no impidió la realización del acontecimiento predicho. Dios soportó mucho tiempo su maldad, dándoles amplia oportunidad para arrepentirse, pero a su debido tiempo sus juicios cayeron sobre los que habían rechazado su misericordia.

profecías bíblicas Cristo recordando diluvio

 Cristo declara que habrá una incredulidad análoga respecto a su segunda venida. Así como en tiempo de Noé los hombres “no entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así—según las palabras de nuestro Salvador,—será la venida del Hijo del hombre.” (S. Mateo 24: 39, V. M.) Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unan con el mundo, viviendo como él vive y compartiendo sus placeres prohibidos; cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de la iglesia; cuando las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en perspectiva con muchos años de prosperidad mundana,—entonces, tan repentinamente como el relámpago cruza el cielo, se desvanecerán sus visiones brillantes y sus falaces esperanzas.

Así como Dios envió a su siervo para dar al mundo aviso del diluvio que se acercaba, también envió mensajeros escogidos para anunciar la venida del juicio final. Y así como los contemporáneos de Noé se burlaron con desprecio de las predicciones del predicador de la justicia, también en los días de Guillermo Miller (predicador del gran despertar espiritual norteamericano de 1832 - 1844) muchos, hasta de los que profesaban ser del pueblo de Dios, se burlaron de las palabras de aviso.

¿Y por qué la doctrina y predicación de la segunda venida de Cristo fueron tan mal recibidas por las iglesias? Si bien el advenimiento del Señor significa desgracia y desolación para los impíos, para los justos es motivo de dicha y esperanza. Esta gran verdad que había sido consuelo de los fieles siervos de Dios a través de los siglos, ¿por qué hubo de convertirse, como su Autor, en “piedra de tropiezo, y piedra de caída,” para los que profesaban ser su pueblo? Fue nuestro Señor mismo quien prometió a sus discípulos: “Si yo fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y os recibiré conmigo.” (S. Juan 14: 3, V. M.) El compasivo Salvador fue quien, previendo el abandono y dolor de sus discípulos, encargó a los ángeles que los consolaran con la seguridad de que volvería en persona, como había subido al cielo. 

Mientras los discípulos estaban mirando con ansia al cielo para percibir la última vislumbre de Aquel a quien amaban, fue atraída su atención por las palabras: “¡Varones galileos, ¿por qué os quedáis mirando así al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá del mismo modo que le habéis visto ir al cielo!” (Hechos 1: 11, V. M.) El mensaje de los ángeles reavivó la esperanza de los discípulos. “Volvieron a Jerusalén con gran gozo: y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios.” (S. Lucas 24: 52, 53.) No se alegraban de que Jesús se hubiese separado de ellos ni de que hubiesen sido dejados para luchar con las pruebas y tentaciones del mundo, sino porque los ángeles les habían asegurado que él volvería.

profecías bíblicas exhortaciones modernas

 La proclamación de la venida de Cristo debería ser ahora, tal como fue cuando la hicieron los ángeles a los pastores de Belén, una buena nueva de gran gozo. Los que aman verdaderamente al Salvador no pueden menos que recibir con aclamaciones de alegría el anuncio fundado en la Palabra de Dios de que Aquel en quien se concentran sus esperanzas para la vida eterna volverá, no para ser insultado, despreciado y rechazado como en su primer advenimiento, sino con poder y gloria, para redimir a su pueblo. Son aquellos que no aman al Salvador quienes desean que no regrese; y no puede haber prueba más concluyente de que las iglesias se han apartado de Dios, que la irritación y la animosidad despertadas por este mensaje celestial.

Los que aceptaron la doctrina del advenimiento vieron la necesidad de arrepentirse y humillarse ante Dios. Muchos habían estado vacilando mucho tiempo entre Cristo y el mundo ; entonces comprendieron que era tiempo de decidirse. “Las cosas eternas asumieron para ellos extraordinaria realidad. Acercóseles el cielo y se sintieron culpables ante Dios.” 

Nueva vida espiritual se despertó en los creyentes. El mensaje les hizo sentir que el tiempo era corto, que debían hacer pronto cuanto habían de hacer por sus semejantes. La tierra retrocedía, la eternidad parecía abrirse ante ellos, y el alma, con todo lo que pertenece a su dicha o infortunio inmortal, eclipsaba por así decirlo todo objeto temporal. El Espíritu de Dios descansaba sobre ellos, y daba fuerza a los llamamientos ardientes que dirigían tanto a sus hermanos como a los pecadores a fin de que se preparasen para el día de Dios

El testimonio mudo de su conducta diaria equivalía a una censura constante para los miembros formalistas y no santificados de las iglesias. Estos no querían que se los molestara en su búsqueda de placeres, ni en su culto a Mamón ni en su ambición de honores mundanos. De ahí la enemistad y oposición despintadas contra la fe adventista y los que la proclamaban.

Como los argumentos basados en los períodos proféticos resultaban irrefutables, los adversarios trataron de prevenir la investigación de este asunto enseñando que las profecías estiban selladas. De este modo los protestantes seguían las huellas de los romanistas. Mientras la iglesia papal le niega la Biblia al pueblo, las iglesias protestantes aseguraban que una parte importante de la Palabra Sagrada—o sea la que pone a la vista verdades de especial aplicación para nuestro tiempo—no podía ser entendida.

profecías bíblicas predicador moderno

 Los ministros y el pueblo declararon que las profecías de Daniel y del Apocalipsis eran misterios incomprensibles. Pero Cristo había llamado la atención de sus discípulos a las palabras del profeta Daniel relativas a los acontecimientos que debían desarrollarse en tiempo de ellos, y les había dicho: “El que lee, entienda”  

Y la aseveración de que el Apocalipsis es un misterio que no se puede comprender es rebatida por el título mismo del libro: “Revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. . . . Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca.” (Apocalipsis 1: 1-3.)

profecías bíblicas profetas ayer y hoy
 

El profeta dice: “Bienaventurado el que lee”—hay quienes no quieren leer; la bendición no es para ellos. “Y los que oyen”—hay algunos, también, que se niegan a oír cualquier cosa relativa a las profecías; la bendición no es tampoco para esa clase de personas. “Y guardan las cosas en ella escritas”— muchos se niegan a tomar en cuenta las amonestaciones e instrucciones contenidas en el Apocalipsis. Ninguno de ellos tiene derecho a la bendición prometida. Todos los que ridiculizan los argumentos de la profecía y se mofan de los símbolos dados solemnemente en ella, todos los que se niegan a reformar sus vidas, y a prepararse para la venida del Hijo del hombre, no serán bendecidos.

Ante semejante testimonio de la Inspiración, ¿cómo se atreven los hombres a enseñar que el Apocalipsis es un misterio fuera del alcance de la inteligencia humana? Es un misterio revelado, un libro abierto. El estudio del Apocalipsis nos lleva a las profecías de Daniel, y ambos libros contienen enseñanzas de suma importancia, dadas por Dios a los hombres, acerca de los acontecimientos que han de desarrollarse al fin de la historia de este mundo.

A San Juan le fueron descubiertos cuadros de la experiencia de la iglesia que resultaban de interés profundo y conmovedor. Vió las circunstancias, los peligros, las luchas y la liberación final del pueblo de Dios. Consigna los mensajes finales que han de hacer madurar la mies de la tierra, ya sea en gavillas para el granero celestial, o en manojos para los fuegos de la destrucción. Fuéronle revelados asuntos de suma importancia, especialmente para la última iglesia, con el objeto de que los que se volviesen del error a la verdad pudiesen ser instruidos con respecto a los peligros y luchas que los esperaban. Nadie necesita estar a oscuras en lo que concierne a lo que ha de acontecer en la tierra.

profecías bíblicas siempre
 

¿Por qué existe, pues, esta ignorancia general acerca de tan importante porción de las Escrituras? ¿Por qué es tan universal la falta de voluntad para investigar sus enseñanzas? Es resultado de un esfuerzo del príncipe de las tinieblas para ocultar a los hombres lo que revela sus engaños. Por esto Cristo, el Revelador, previendo la guerra que se haría al estudio del Apocalipsis, pronunció una bendición sobre cuantos leyesen, oyesen y guardasen las palabras de la profecía.

PROFECÍAS BÍBLICAS Cristo invitando

 

---oooOooo---

Comentarios