Cercanía profética

 ESTA A LAS PUERTAS

Dijo el Maestro: “Y ahora os lo he dicho antes que se haga; para que cuando se hiciere, creáis” (S. Juan 14: 29). 

Así como un aviso a tiempo y la decisión de marcharse a lugar seguro evitaron un desastre mayor en el episodio del huracán (ver entrada anterior), también hay incidentes aleccionadores en que por no prestarse atención a los avisos y señales premonitorios se produjo lo peor. Un caso típico lo constituye el naufragio del malogrado vapor Titanic en 1912. 

Advertido telegráficamente de la presencia de gigantescos témpanos en su ruta, el operador de comunicaciones no consideró de importancia la información, pues el barco era práctica mente “insumergible” . . . hasta que se hundió en las frías aguas, entre los ayes desgarradores y las tinieblas de aquella noche de pesadilla. 

Ese doloroso drama que costó tantos cientos de vidas nunca hubiera ocurrido si tan sólo se hubieran escuchado las palabras destinadas a preservar la vida y la felicidad del pasaje y la tripulación. 

profecías bíblicas y cercanía

“La época actual es de interés abrumador para todos los vivientes. Los gobernantes y estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los pensadores de ambos sexos y de todas las clases, tienen la atención fija en los sucesos que ocurren alrededor nuestro. Observan las relaciones tirantes y llenas de inquietud que existen entre las naciones. Observan la intensidad que toma posesión de cada elemento terrenal, y reconocen que está por ocurrir algo grande y decisivo, que el mundo está al borde de una crisis estupenda”. (La Educación, E. G. de Whlte, pág. 11)

La inminencia del regreso de Cristo está reiterada por él mismo en sus palabras: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”. (S. Mateo 24: 32-35) 

En los días de Jesucristo había personas muy hábiles para dictaminar sobre el tiempo mediante la observación del cielo, mientras que eran ciegas e ignorantes respecto de las otras “señales de los tiempos” (S. Mateo 16: 3.) 

¡Oh, si se pudiese decir de nosotros lo que San Pablo dijo de los cristianos de Tesalónica!; “Mas respecto de los tiempos y las sazones, hermanos, no tenéis necesidad de que se os escriba nada. Porque vosotros mismos sabéis perfectamente que, como ladrón en la noche, así viene el día del Señor.

Cuando los hombres estén diciendo: ¡Paz y seguridad! entonces mismo vendrá sobre ellos repentina destrucción, como dolores de parto sobre la que está encinta; y no podrán escaparse. Vosotros empero, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día a vosotros os sorprenda como ladrón” (1 Tesalonlcenses 5: 1-4.)

Aunque se levanten voces autorizadas prometiendo futuros días mejores, la Inspiración declara que estamos en el tiempo del fin.

Es de sabios apercibirse. Las señales anuncian que la hora se aproxima. Dios nos ilumine para que nuestra decisión sea oportuna, lo que significará salvación y vida eterna.


---oooOooo---


Comentarios