¿Dicen las profecías hacia dónde marchamos?
¿MARCHAMOS HACIA EL FIN?
¿AUTODESTRUCCION? ¿NUEVA ERA DE PAZ?
Por el Prof. Juan Carlos Priora
HACE un tiempo, Haroldo C. Urey, famoso científico experto en energía nuclear, declaró: "La historia futura, de hecho, puede no ser muy larga". Y Tomás E. Murray, por entonces miembro de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos, aseveraba: "Todos nosotros sabemos que puede ser incomprensible e inescrutable la voluntad de Dios de que el siglo veinte sea 'el tiempo del fin' de la raza humana" (Citado por Arturo S. Maxwell, El Tiempo se Acaba, págs. 14, 15).
Con fundamento el famoso escritor francés André Malraux expresó: " 'Tenemos conciencia de estar frente a un mundo que muere y no alcanzamos a imaginar un mundo diferente'" (La Opinión de Buenos Aires, 2-1-1975).
LA TIERRA FUE CREADA PARA QUE EL HOMBRE LA HABITE
Sin embargo, y a pesar de los oscuros vaticinios, la tierra no fue creada para que desaparezca por alguna de las causas mencionadas. Las Sagradas Escrituras contienen una ciara enseñanza sobre el particular, que trae seguridad y esperanza al corazón. "Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó" (Isaías 45: 18).
Si bien es cierto que la contaminación ambiental y moral, los problemas económicos y políticos, y la violencia, la están tornando inhabitable, Dios transformará la tierra en una morada pacífica y agradable. He aquí su promesa: "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento" (Isaías 65: 17).
Sí, ¡podemos esperar un mundo diferente!
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