Naciones Unidas de la Profecía
(Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, EE. UU.)
¿QUE SUCEDERA? ¿QUÉ DICE LA PROFECÍA?
Hay una profecía sorprendente que responde a las preguntas relativas a los acontecimientos que han de desarrollarse. En el segundo capítulo del libro de Daniel leemos la historia del sueño profético de Nabucodonosor, rey de la antigua Babilonia. Este sueño le fue enviado por Dios para enseñarle que es Dios quien “pone v quita reves” v de esta manera dirige los asuntos de los hombres.
El Altísimo ha conservado en la Biblia este sueño para que aprendamos que sus profecías bosquejan la historia del mundo con siglos de anticipación, puesto que él conoce el futuro aun en sus detalles. La profecía de Daniel 2 es un drama histórico que aparece ante nosotros como proyectado en la pantalla de la televisión para que sepamos LO QUE VA A SUCEDER. El rev de Babilonia recibió este sueño en respuesta a la pregunta que lo estaba atormentando: ¿QUE PORVENIR AGUARDA A MI IMPERIO?
A este gran emperador, fundador del Imperio Babilónico, Dios le mostró que el Creador es quien revela los secretos y “muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes” (Daniel 2:21). Nabucodonosor suponía que los sabios y los magos de su palacio podrían revelar los secretos; pero, cuando los puso a prueba pidiendo que le recordasen el sueño que había olvidado, le contestaron que lo que el rey pedía era cosa imposible y admitieron que “no hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el negocio del rey . . . salvo los dioses cuya morada no es con la carne” (Daniel 2: 10, 11)-
LA PROFECIA ANUNCIA CUATRO IMPERIOS UNIVERSALES
Nabucodonosor soñaba con UN IMPERIO UNICO. Oir que un gobierno tan sólido como el suyo podía ser derrocado, y que lo sería, le resultaba desconcertante. Pero Daniel, el profeta de Dios, se presentó sin temor delante del rey y—cosa milagrosa—describió en todos sus detalles el sueño que el monarca había tenido y que había olvidado. Luego pasó a explicarlo:
Tú, oh rey, veías, y he aquí una grande imagen [estatua]. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante dé ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pechos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de metal [o bronce]; sus piernas de hierro; sus pies, en partes de hierro, y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fué cortada, no con mano, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fué también desmenuzado el hierro, el barro cocido, el metal, la plata, y el oro, y se tornaron como tamo de las eras del verano: y levantólos el viento, y nunca más se les halló lugar. Mas la piedra que hirió a la imagen, fué hecha un gran monte, que hinchió toda la tierra (Daniel 2:31-35).
No solamente le recordó el sueño, sino que, divinamente inspirado, le da el significado del mismo.
Daniel prosigue diciendo:
Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, potencia, y fortaleza, y majestad. Y todo lo que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves del cielo, él ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseñorear sobre todo ello: tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro tercer reino de metal, el cual se enseñoreará de toda la tierra. Y el reino cuarto será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y doma todas las cosas y como el hierro que quebranta todas estas cosas, desmenuzará y quebrantará (Daniel 2:37-40).
Veamos cómo a través de los siglos las profecías de Dios nunca han fracasado. El cuadro siguiente muestra el cumplimiento histórico de los detalles de ese sueño.
El profeta sigue diciendo:
Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el reino será dividido; mas habrá en él algo de fortaleza de hierro, según que viste el hierro mezclado con el tiesto de barro. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en parte será el reino fuerte, y en parte será frágil. Cuanto a aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, mezclaránse con simiente humana, mas no se pegarán el uno con el otro, como el hierro no se mistura con el tiesto (Daniel 2:41-43).
Esta profecía indica que el imperio Romano iba a ser dividido. El hierro y la arcilla son dos sustancias que no se pueden unir. La arcilla se desmenuza bajo la menor presión. Es un hecho histórico que, a pesar de los esfuerzos de Carlomagno, en el siglo IX; de Carlos V, en el siglo XVI; de Luis XIV, en el siglo XVIII; de Napoleón, en el siglo XIX, y de los intentos hechos en la primera y la segunda guerra mundial para unir las naciones en un solo gobierno, todo fracasó.
La profecía indica además que, al no poderse unir a las naciones mediante la guerra, procurarían hacerlo por la unión matrimonial entre miembros de las farnifes- reales de las distintas naciones. Es lo que ha sucedido. Se concertaron casamientos ventajosos, y el plan casi tuvo éxito, hasta el punto de que la reina Victoria de Inglaterra, fue considerada como la abuela de Europa. Pero ¿qué nos dice nuestro texto?
. . . Mas no se pegarán el uno con el otro (Daniel 2:43).
A pesar de las conquistas militares, de los matrimonios reales y de todos los tratados de paz que se firmaron con el objeto de llegar a una confederación de pueblos europeos, la esperanza de las NACIONES UNIDAS DE EUROPA fracasó siempre completamente.
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