Profecías Bíblicas y la Muerte

La profecías bíblicas muestran la salida para...

... La muerte

La muerte es otro motivo de preocupación para todos nosotros. Es cierto que la ciencia, al intentar evitarla, ha  descubierto nuevas fuentes medicinales. Sin embargo, cuando la muerte llega, ¿qué se puede hacer? No hay nadie que pueda hacer algo.

Dado que no podemos vencerla, desde la antigüedad surgieron diversas ideas para aliviar su gravedad. Los egipcios embalsamaban los cuerpos de sus muertos, con la esperanza de reintegrarlos a la rutina de la vida. Los griegos y otros pueblos paganos creían en la inmortalidad y la transmigración de las almas, e invocaban a los dioses en favor de “las almas desencarnadas” que ellos consideraban “perdidas”. Hoy hay muchos que, como Amado Ñervo, se preguntan “¿A dónde van los muertos? Señor, ¿dónde van los muertos?” 

La Biblia, el libro de las profecías, cuenta que Jesucristo, en cambio, asumió una actitud diferente ante la realidad de la muerte. Cuando supo que Lázaro había fallecido, simplemente dijo: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle” (S. Juan 11: 11). Jesús comparó la muerte con el sueño, y eso coincide con lo que dice Eclesiastés 9: 5: “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben”.

Jesús sabe lo que es realmente la muerte, por eso la enfrentó con serenidad. Despertó a Lázaro de la muerte, y todavía tiene suficiente poder como para resucitar a cualquier persona. “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (S. Juan 5: 28, 29).

La muerte es un estado de sueño profundo, sin gloria, sin tormentos, sin conciencia del tiempo. Las profecías bíblicas muestran que la salida está en Aquel que es la Fuente de la vida. Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (S. Juan 11: 25).

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