Profecías y ...

 SEÑALES EN EL CIELO

Jesucristo profetizó, 1830 años antes: “El sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas” (S. Mateo 24: 29). 

La historia confirma plena mente el cumplimiento de estas predicciones, en las postrimerías del siglo XVIII y durante el siglo XIX. El 19 de mayo de 1780 es conocido en la historia como el “día oscuro”, ya que desde temprano en la mañana y hasta el momento de anochecer, unas tinieblas de origen inexplicable cubrieron gran parte de Nueva Inglaterra. 

Esa misma noche la luna apareció extrañamente roja como sangre, y aunque era tiempo de luna llena, nada se podía ver afuera si no era con el auxilio de luces, pues el satélite no alumbraba. El 13 de noviembre de 1833 se produjo una lluvia meteórica sin precedentes. En todos los Estados Unidos se pudo observar este fenómeno, no igualado por otro en intensidad y duración.

No quedan dudas de que en el primer caso se trató de un hecho sobrenatural, por cuanto la posición de los cuerpos celestes descartaba toda posibilidad de eclipse. Ese día oscuro constituyó una verdadera señal que llamó a la reflexión a cuantos lo observaron. Los otros dos, por sus características peculiares, encajan perfectamente en el cuadro de señales cósmicas predichas por Jesús. Tal como él lo vaticinó, “las virtudes de los cielos . . . [fueron] conmovidas”

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