Desafío profético de Dios
PROFECÍAS BÍBLICAS Y LAS SEÑALES EN EL MUNDO SOCIAL
Las profecías bíblicas señalan signos característicos de los días actuales es la corrupción moral de la sociedad. Este es un hecho que nadie puede negar: la prensa, la radio y la televisión nos traen todos los días noticias de bacanales vergonzosas, crímenes bárbaros, vicios escandalosos, impudicia pública, exaltación del desenfreno, delincuencia organizada, rebeldía de la juventud descarriada, desprecio por todo lo decente.
Esta condición social es, precisamente, una de las señales de la proximidad de la venida del Señor, como podemos comprobarla leyendo el capítulo 24 del Evangelio según San Mateo:
“Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta el día que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre” (versículos 37-39).
Respecto a la condición del mundo antes del diluvio, leemos:
“Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. “Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Génesis 6: 5, 11, 12).
Junto con la corrupción se manifestaría el desprecio por la advertencia divina respecto al fin del mundo, según nos lo dice el apóstol San Pedro, actitud muy frecuente hoy:
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día que los padres durmieron todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 S. Pedro 3: 3, 4).
Es digno de notar que Cristo dice: “Así será también la venida del Hijo del hombre”. Es decir, cuando existiera una condición semejante a los días anteriores al diluvio, él vendría. Y el apóstol San Pedro da como una señal de los días finales —“los postrimeros días”— la burla de las predicciones divinas.
El apóstol San Pablo caracteriza con más amplitud la condición actual de la sociedad, que corresponde a los “postreros días”, el fin del mundo moderno: “Esto también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3: 1-5).
Confiando en la palabra profética. ¿Qué cuadro más exacto de la sociedad moderna podríamos pedir?
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