La profecía bíblica como alimento

 LA PROFECÍA BÍBLICA COMO EL PAN ESPIRITUAL DEL CREYENTE 

profecías bíblicas meditando

Así como nuestro cuerpo necesita cada día cierta cantidad de alimento para conservarse con salud, así también nuestra alma necesita el Pan de vida. 

Escrito está: No con sólo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios (San Mateo 4:4). 

¿Declaramos que pertenecemos a Dios? Si lo hacemos, tomemos en cuenta estas palabras del apóstol: 

El que es de Dios, las palabras de Dios oye (San Juan 8:47). 


¿POR QUE DEBEMOS LEER Y MEDITAR LA PALABRA PROFÉTICA? 

En vista de que la Santa Biblia es la Palabra de Dios y que Nuestro Señor Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne, ambas, la Palabra escrita y la Palabra hecha carne, deben estar en perfecta armonía. Una debe revelar a la otra; una debe testificar en favor de la otra. Esto es exactamente lo que declara nuestro Señor. 

Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna: y ellas son las que dan testimonio de mí (San Juan 5:39). 

Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos (San Lucas 24:44). 

Cuando se estudia con cuidado la vida de nuestro Señor, se comprende cuán perfectamente puso en práctica, hasta en los menores detalles de su vida, las enseñanzas de la Santa Palabra. Rechazar esta Sagrada Palabra de Dios es rechazar al Hijo de Dios. 

Rechazar a nuestro Señor es desechar las Santas Escrituras, tanto las del Nuevo Testamento como las del Antiguo. La Santa Biblia es un libro cuyas palabras son imágenes que nos dan a conocer a Jesús, el hombre-Dios

Antes de la revolución de 1917, había en el palacio imperial de la capital de Rusia una galería de arte en cuyas paredes se veían 850 retratos de mujeres jóvenes. Constituían un regalo ofrecido a la emperatriz Catalina II por el conde Rotari, que había recorrido cincuenta provincias de Rusia en busca de sus modelos. 

Cada uno de esos retratos tenía cierto parecido con la soberana. Cuidadosamente disimulados y apenas perceptibles aun para el observador alerta, esos parecidos se notaban en una actitud, un adorno, una joya, un vestido o algún detalle personal de la zarina. 

La Palabra de Dios es una galería de cuadros que presentan atributos del Hijo de Dios, el Salvador del mundo. -Podemos contemplar un retrato profético de Jesús: un símbolo, un acto, una representación, un suceso, una parábola, un poema, una lección objetiva, una historia sencilla, y todo nos muestra al Hijo de Dios

El está en todo, visible para quien busca sinceramente la verdad. Cuanto más estudiemos la Palabra de Dios, mejor descubriremos los detalles que revelan a nuestro divino Salvador, la Palabra hecha carne. 


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