Cómo encarar el Libro Profético

profecías bíblicas sumergiendonos

SUMERGIÉNDONOS EN LA BIBLIA PROFÉTICA


En las profecías bíblicas, consideramos que el Autor de la mente humana conoce como ninguno sus leyes, y actúa sabia y pedagógicamente con sus criaturas a quienes quiere salvar. Un niño en su proceso de conocer el mundo que lo rodea no adquiere el conocimiento todo de una vez. Y así, al ver por primera vez un árbol no llega a saberlo todo acerca de él sino que hoy percibe algo, y mañana otro poco, y cuando sea grande estudiará las funciones vitales del árbol y adquirirá un conocimiento científico sobre la materia. ¿No se abrumaría a ese niño si se prentendiera darle una clase de ciencias al respecto? ¿Y no se haría lo mismo'con quien comienza a estudiar los temas bíblicos si se lo cargara de inmediato con el cuerpo completo de doctrinas?

Todo el que estudia la Biblia, al igual que un niño irá aprendiendo un poquito primero, algo más después, y así continuará a lo largo de los años hasta alcanzar un admirable conocimiento de la doctrina. Pero debería hacerlo bajo la inspiración y guía del Maestro de Galilea, quien hoy sigue enseñando a los hombres con aquella sabiduría que lo caracterizó cuando estuvo en la tierra y que hizo de él el Maestro supremo de la humanidad.

A medida que aprendemos a estudiar la Santa Palabra, procuremos mantenerla pura de toda contaminación, de todo error y tradición humana. Somos soldados de la cruz y como tales tendremos que comparecer un día delante de nuestro gran jefe. Dios dice:

Yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro (Apocalipsis 22:18. 19).

Una maestra de escuela envió a uno de sus alumnos a la biblioteca para que buscara en la enciclopedia alguna información acerca de los zorros. El joven se vio en dificultades porque nunca antes había consultado una enciclopedia v no sabía dónde encontrar la información requerida. Decidió comenzar con la lectura del primer tomo v continuar hasta que llegase a la palabra zorro. Sin duda alguna adquirió muchos conocimientos en el curso de su lectura, pero nada concerniente al tema que le interesaba, hasta que llegó casi al final de la enciclopedia.

La Santa Biblia se compone de cierto número de libros y, como la enciclopedia, abarca una cantidad de temas. Supongamos que deseemos conocer todos los datos relativos a la victoria definitiva del bien sobre el mal. Si comenzamos leyendo el libro de Génesis, que es el primero de la Santa Palabra, tendremos que leer mucho tiempo antes de encontrar lo que nos interesa en el Apocalipsis, que es el último libro de la Biblia

Salta a la vista que para conocer la doctrina bíblica es necesario estudiar separadamente los diversos temas que trata.

Estudiarla bajo la inspiración del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo enseñará al creyente a usar las Santas Escrituras.

Lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, mas con doctrina del Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual (1 Corintios 2:13).

Bajo la dirección del Espíritu Santo, debemos comparar los pasajes de la Escritura unos con otros. Tal fue el método que siguió nuestro Señor para que los discípulos le entendiesen.

Estas son las palabras que os hablé . . . que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos. Entonces les abrió el sentido para que entendiesen las Escrituras (San Lucas 24:44, 45).

Tal como lo hace el Espíritu Santo, cuando nuestro Señor explicaba los escritos sagrados tomaba los pasajes y las declaraciones de la ley, los profetas y los salmos, y los combinaba hasta que la luz de su pleno significado resplandecía en la mente de los discípulos. 

Cristo conducía paso a paso a sus seguidores, de una porción de la Escritura a otra, hasta que entendían claramente el tema que les estaba enseñando. Por eso ellos comprendían correctamente las Sagradas Escrituras, y cuando a su vez les tocó enseñarlas a otros, no presentaban ninguna interpretación personal ni aceptaban las afirmaciones de un hombre o un grupo de hombres, sino la doctrina pura del Señor. Así debieran obrar los discípulos de hoy.

Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu lev (Salmo 119:18).

Estas palabras son una oración. Antes de abrir las páginas sagradas, siempre debemos pedir al divino Autor del Libro que nos avude a comprender lo que leemos.

Este BLOG, basa su enseñanza en los magníficos principios de las Sagradas Escrituras. A medida que vayamos abriendo el Libro de Dios, nuevas verdades se irán presentando delante de nuestros ojos.

Estimado espectador, siga estudiando estas entradas y estamos seguros que sentirá que la paz del cielo irá colmando su vida.



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