La profecía bíblica que no se hunde
La Ciencia, las proféticas Sagradas Escrituras y Dios
Habiendo recibido un paquete de comestibles, el bibliotecario de cierto navio buscaba un rincón seguro para esconder su tesoro de modo que sus compañeros no pudieran encontrarlo. Abrió un armario que nadie utilizaba y descubrió cincuenta ejemplares de la Santa Biblia (profética, por excelencia). Cada uno llevaba esta dedicatoria: “Ofrecido por la Sociedad Bíblica al barco escuela Santa María”. Lo; libros no habían sido abiertos siquiera, y el bibliotecario los arrojó al mar uno tras otro. Ya tenía lugar seguro para esconder su paquete de comida.
Pero mientras corría el cerrojo, sonriendo al pensar en la buena idea que se le había ocurrido, la puerta se abrió bruscamente y el capitán entró exclamando:
— ¿Qué pasa aquí?
•— Nada, -capitán, ¿por qué?
— Suba al puente y verá.
El bibliotecario siguió al capitán y vio con asombro las cincuenta Biblias flotando sobre las olas.
— Lo siento, capitán—fue lo único que atinó a decir—. Yo creía que se irían a pique.
Los ateos, los incrédulos, los agnósticos, los partidarios de la evolución y de la alta crítica, todos creyeron también que la Palabra de Dios “se iría a pique”. Pero la Escritura no naufragará nunca. Ha arrostrado muchas pruebas a través de los siglos y ha sufrido los asaltos más violentos sin caer derrotada.
Te invito a examinarla, creer y conocer a Dios, a través de ella.
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